Damas Camareras

Remontándonos varios siglos atrás, la figura de la “Dama Camarera” o como se conocía antaño, “Dama de la Reina”,  es una figura que siempre ha existido siendo de una clase palaciega de la Real Casa y Patrimonio de la Corona, a la cual se encomendaba acompañar a la Soberana Durante los reinados, estando con ella dentro y fuera de palacio la llamada “Camarera Mayor”.

Pintura de  Christine de Pisan. “Damas de la Corte francesa»

Éstas eran quienes se encargaban formalmente de las joyas y el guardarropa de la reina, casi siempre se trataba de una duquesa y a diferencia de las otras damas era sólo requerida para ocasiones ceremoniales,  formando parte del séquito personal de la reina y prestando un servicio regular.

Haciendo analogía a lo que nos concierne, esta estampa se crea en torno a la figura de María Santísima, siendo personas privilegiadas las elegidas para guardar y velar por el ajuar de la Santísima Virgen.

Un compromiso que alberga una labor callada, desinteresada, sacrificada, que aunque los tiempos hayan cambiado, la esencia es la misma y el respeto por la tradición está patente en nuestro trabajo.

El amor a Nuestros Titulares no tiene más demostración que su propia existencia, considerando que ante todo para las Damas Camareras la fe, la esperanza y la caridad son  virtudes  primordiales, prestando especial atención a la última de ellas.

Por eso el objetivo  es seguir envolviendo a Nuestras Sagradas Imágenes con personas con raíces, que quieran seguir aprendiendo, aprender de ellas, trabajar codo con codo desde el respeto y la honestidad. Mujeres comprometidas con la Hermandad,  valorando el privilegio que es ser convocadas a ser servidoras de María Santísima de la Paz y Esperanza y su Hijo, Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia.