Cuesta del Bailío

Saliendo de la plaza por la callejita del Bailío, hoy de Nuestra Señora de la Paz y Esperanza, y dejando a la derecha el magnífico azulejo trianero de 1924 de Nuestra Señora de los Dolores realizado por José Rodríguez Ritton, se accede a uno de los rincones más bellos de la ciudad, la Cuesta del Bailío, una de las comunicaciones existentes entre la parte alta de la ciudad, o Medina, con la baja o Axerquía, y en la que hubo un arco hasta 1711.

Cuesta del Bailío

Posteriormente a la conquista cristiana de la ciudad en 1236 por Fernando III El Santo, se llamó al lugar Portillo de Corbacho en honor al caballero Bartolomé Corbacho, al que el citado rey otorgó numerosas propiedades cercanas a la cuesta en pago a sus servicios en la conquista de la ciudad.

El nombre actual de Bailío se debe al rango que alcanzó un miembro de la familia Fernández de Córdoba, más concretamente, y según Ramírez de Arellano, Pedro Núñez, padre de Alonso de Aguilar, muerto en 1578, y que vivió precisamente en la casa que corona la cuesta. Dicha casa tiene su portada principal en este enclave, y data de mediados del siglo XVI; en estilo plateresco, está formada por un arco conopial y decorada por motivos renacentistas. La casa, llamada del Bailío, se construye a partir del siglo XV, y ocupa casi toda la manzana llegando hasta la calle Torres Cabrera, conteniendo incluso restos de una magnífica casa de época romana. Hoy día alberga un hotel de lujo.