Un año después de su bendición (1943), el Señor de la Humildad y Paciencia se incorpora al cortejo procesional del Miércoles Santo. Archivos de la época narran que el paso fue cedido por la Hermandad de la Expiración a través de su Hermano Mayor don Pedro Moya Cerezuela. En él se incluye la imagen del Cristo solo, vestido con una sencilla túnica blanca ceñida por un cordón dorado y escoltado por dos jarrones típicos de cobre en los que han introducido varas de calas y otras flores.

Llama la atención el centro de grandes dimensiones que se ha colocado justo delante del Señor, tapándolo hasta las rodillas, y un precioso friso compuesto por lilas y lirios blancos del huerto capuchino. Los candelabros arbóreos del paso de la Expiración no se consideraron apropiados por lo que se pidieron prestados los faroles a la Hdad. del Stmo. Cristo de Gracia, hecho comprobado por los testimonios gráficos de la época, como también que fueron esos mismos los que alumbraron a San Rafael en su salida de 1945. Son piezas de poco valor artístico, posiblemente de latón, pero con un diseño personalísimo claramente identificables. Se deduce de todos estos relatos la buena armonía existente entre las hermandades cordobesas, y de cómo las más antiguas ayudaban a las recién fundadas.
En el contrato de faeneros de aquel año consta que el paso fue portado por 15 hombres. En la imagen mostrada a continuación, el paso está situado justo delante de la fachada de la Iglesia de la Merced, sin duda una instantánea cargada de significado.