Cuentan los textos de la época que la primera salida procesional se produjo en el año 1941 y, ante la imposibilidad de hacerlo desde el interior del templo, se instaló un tenderete en la Plaza de Capuchinos.

Esta primera salida está marcada por la precariedad en la cual estaba inmersa una hermandad recién creada lo que trae consigo que la Virgen de la Paz fuera sobre un sencillo paso sin palio, acompañada por una Banda de Cornetas y Tambores así como por un nutrido grupo de muchachos de corta edad que desfilaban junto a Ella.
Dada la circunstancia de que la hermandad no podía realizar su salida desde el templo, se obtiene un permiso para realizar la misma desde la Iglesia de la Merced (Diputación).
Es por ello, que el 29 de marzo 1942 (Domingo de Ramos), se realiza la Estación de Penitencia desde esta iglesia. María Santísima de la Paz estrena un palio ideado por Martínez Cerrillo, todavía inconcluso. Las bambalinas fueron uno de los elementos que salieron acabados pero no así la greca que adornaba el techo.
La idea que Martínez Cerrillo quiso dar a este palio, está basada en la que se inspiró el que estrenara en 1937 la Virgen de las Angustias, siendo destacable la aparición de uno de los sellos de identidad de los palios de nuestra hermandad, la forma ochavada del mismo con clara influencia malagueña. Los varales eran de madera por lo que hubo que recubrirlos con flores, cuentan las crónicas que margaritas, para ocultar la falta de orfebrería de los mismos.

Todos los elementos que forman parte de esta nuevo palio son de baja calidad, siendo elaborados por la Madres del Buen Pastor con hilo y bordados de seda por lo que adquirió el apelativo de «palio de guita».
Es en este primer palio donde ya hace su aparición la imagen de San Rafael, que acompañará desde entonces a Nuestra Señora a lo largo del caminar por la calles de nuestra ciudad. El Miércoles Santo de 1943, la Hermandad realiza por primera su Estación de Penitencia este día, abandonando el Domingo de Ramos.
El paso de palio, estrenado un año antes, este año contaba con importantes estrenos, como los catorce varales de metal plateado, obra de Francisco González Herrera y cien campanitas para los flecos del palio, ya desde entonces presentes aunque ahora las lleven los varales; así como numerosas piezas del guión. Aún no llevaba los respiraderos que Cerrillo talló en 1946 sino unos sencillos de guita con palomas bordadas y adornados con flores, que curiosamente tenían maniquetas con borlas a las que se agarraban sendos nazarenos como maniqueteros.
El paso de palio, estrenado un año antes, este año contaba con importantes estrenos, como los catorce varales de metal plateado, obra de Francisco González Herrera y cien campanitas para los flecos del palio, ya desde entonces presentes aunque ahora las lleven los varales; así como numerosas piezas del guion. Aún no llevaba los respiraderos que Cerrillo talló en 1946 sino unos sencillos de guita con palomas bordadas y adornados con flores, que curiosamente tenían maniquetas con borlas a las que se agarraban sendos nazarenos como maniqueteros.
