María Santísima de la Paz y Esperanza

Don Juan Calero Cantarero encargaba en 1939 al imaginero don Juan Martínez Cerrillo, natural de Bujalance, la imagen de una Virgen para la futura Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia. La talla fue entregada el seis de septiembre de 1939, siendo bendecida en la Parroquia de San Andrés el ocho de septiembre por el Muy Ilustre señor don Juan Eusebio Seco de Herrera, canónigo de la Catedral, actuando como padrinos del acto, doña Paz Courtoy de García y su hijo Gregorio García Courtoy.

Esta sería la primera imagen mariana que Martínez Cerrillo tallara para la Ciudad que lo vio crecer como imaginero. Esta imagen marcaría un estilo peculiar en las vírgenes de Juan, si bien esta sería fuente de inspiración en toda su obra y a la vez objeto devocional para él, y como no, para Córdoba.

María Santísima de la Paz y Esperanza

De su rostro podemos destacar su mirada, caracterizada por unos grandes ojos y pestañas muy marcadas. En sus mejillas aparecen seis lágrimas, repartidas asimétricamente en cada mejilla en grupos de tres. La cabeza está inclinada muy levemente hacia la derecha, pero sin dejar de contemplar en el horizonte su mirada, buscando siempre a quien la contemple de frente. Tiene un elegante perfil, con líneas bien perfiladas; el entrecejo aparece ligeramente fruncido, con unas finas cejas muy señaladas en el entrecejo.

La boca aparece ligeramente entreabierta, con labios muy marcados y las comisuras abiertas, dejando escapar una ligera sonrisa que viene a reflejar la Esperanza de una pronta Resurrección de Cristo.