
Prosiguiendo hacia arriba la calle Alfonso XII, se encuentra la Plaza de Capuchinas presidida por la escultura del obispo Osio, realizada en 1925 por el afamado escultor Lorenzo Coullaut Valera. En esta plaza tienen su sede dos conventos de religiosas; a la derecha está el convento de las Hermanitas de la Cruz y a su izquierda el convento de San Rafael de las Madres Capuchinas.
Mayor interés reviste este último cuya iglesia es una construcción levantada, como ocurrió con la del Císter, a expensas del obispo Siuri en 1725. La portada contiene en una hornacina una bella imagen de San Rafael y el interior se compone de una nave con retablo de madera en su color del taller de Teodosio Sánchez de Rueda. Desde la iglesia se puede acceder al claustro que conserva interesantes restos mudéjares (al igual que el refectorio) y que pertenecieron a la antigua casa solariega de los duques de Sessa, que se encontraba allí hasta 1655, año en el que se fundó el convento.
Saliendo por la puerta lateral del claustro, se accede a la calle Conde de Torres Cabrera, la antigua calle del Silencio, llamada así por oírse desde ella la campanilla que tocaban las monjas al recogerse al anochecer. Una de las calles que confluyen a ésta es la de San Zoilo, donde se encuentra la antigua ermita de este mártir cordobés, de la que sólo queda la portada dieciochesca, propiedad hoy día de la parroquia de San Miguel.